Ante tanta mudanza en los blogs no quedo inmune y aunque reacio a lo cotidiano se me cuelan por mis córneas la visión, el recuerdo de unas mudanzas en la que unos camiones transportaban por la ciudad toda mi vida.
Y es por ello que no puedo dejar de pensar en la gente del carmel que impotentes ven como les van derribando las memorias, sus objetos, ese regalo, esas cartas, los rincones...ojalá vieran una mudanza. Ojalá pudieran hacer las maletas y soltar una lágrima por los buenos momentos que pasaron entre esas paredes. Pero ahora ellos lloran por no poder llorar.
(y el tema de los políticos me permiten que no les incluya pues aunque modesto mi blog todavía con suficiente dignidad como para no mancharlo)
pd: para poledra, Lulamy a quienes les deseo el más feliz de los regresos.
5 comentarios:
el agua de los sunamis nunca llega a las partes altas de las ciudades...
Alto, el Carmel lo está, lo que si es cierto es que se llevan la peor parte de todo... no huelen el mar como en la Barceloneta, ni tienen la suerte de vivir eternamente asegurados como los grandes ciudadanos de Pedralbes.
Y que razón tiene Sr. Oracle, paradojas de la vida es que ahora, lo que muchos de ellos querrían, es poder pasar por la "pesadilla" que muchas veces representa una mudanza.
Va por ellos y por usted.
pues anonymous a veces de lo que nos quejamos amargamente, y la mayoría de veces con toda la razón del mundo, la realidad se empicina en sacarnos los colores con ejemplos edificantes.
es verdad que he caido en la tentación, pero es que son tan grandes sus posibilidades de ejemplificar las miserias humanas que sería un necio si no lo aprovechara...
Gracias, majísimo!
Un abrazo!
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