manual de supervivencia urbana
es muy feo e incomoda mucho, que en un ascensor repleto de gente, con 22 pisos aún por delante, haya quien se ponga a buscar un culpable cuando a un pobre desgraciado se le escapa una ventosidad despues de copiosa comida a base de ajo y chistorra.
6 comentarios:
Si lo busca ostentosamente, sospeche...
Yo sólo digo, y ese pobre desgraciado ¿no podría haber aguantado 22 pisos?, esos gases a veces son malísimos y pueden hasta asfixiar a una persona, no sé, quizá exagere.
Tal vez tenga razón Melpómene, yo de pequeña oía decir, el que lo huele debajo lo tiene.
Y si no, el viejo truco de la manos rojas ¡quien se las mire se lo ha tirado!
uff
es que la empatía en los ascensores brilla por su ausencia. Luego para saludar y hablar del tiempo no los hay tan vehementes.
De verdad es que no puedo con la doble moral.
Siempre intento disimular: no arrugar la nariz, mirar al techo, hacer como que estornudo o bostezo..., pero hay veces que me da la risa y lo paso peor aún.
De todos modos, nunca me ha ocurrido en un edificio de veintidós pisos: debe ser un suplicio...
Más incómodo y feo fue permitir el escape ¿no cree?
En momentos así uno debería al menos garantizarse un poco de ventilación asistida
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