Ante tanta mudanza en los blogs no quedo inmune y aunque reacio a lo cotidiano se me cuelan por mis córneas la visión, el recuerdo de unas mudanzas en la que unos camiones transportaban por la ciudad toda mi vida.
Y es por ello que no puedo dejar de pensar en la gente del carmel que impotentes ven como les van derribando las memorias, sus objetos, ese regalo, esas cartas, los rincones...ojalá vieran una mudanza. Ojalá pudieran hacer las maletas y soltar una lágrima por los buenos momentos que pasaron entre esas paredes. Pero ahora ellos lloran por no poder llorar.
(y el tema de los políticos me permiten que no les incluya pues aunque modesto mi blog todavía con suficiente dignidad como para no mancharlo)
pd: para poledra, Lulamy a quienes les deseo el más feliz de los regresos.