miércoles, mayo 24, 2006

invitados a recepción.

Maldita malaria se está implantando como un medio informativo, una plataforma de opinion independiente y influyente. Prueba de ello es la invitación que nos ha llegado(con acreditación) a la presentación en sociedad de las últimas novedades de la prestigiosa marca de relojes
compuchron
Estuvimos dos horas conversando con la flor y nata de la alta sociedad, rodeados de glamour y dinero mucho dinero.
Pero maldita malaria va a continuar fiel a sus origenes humildes y por mucho canapé y champan frances que nos ofrezcan seguieremos informando como lo hemos hecho hasta hoy mismo.

7 comentarios:

Esther dijo...

usted no se venda, y si lo hace ¡por dios que sea por algo insignificante!, usted es de lo más orginal y fiel que hay en la blogosfera, si usted cambia.... nada tendrá sentido.

ORACLE dijo...

esther; creo que le voy a ofrecer a usted la corresponsalia a edimburgo...
pongame a los pies de su señora.

ORACLE dijo...

nostak; no haga demasiados esfuerzos que la edad no perdona. aunque tambien tiene razon que el nombre evoca a galletas...

Prich dijo...

pues como los canapés que se comió usted sean de la misma época que los relojes, su flora intestinal está a punto de ser exterminada.

P.D. Juraría que mi padre tenía uno muy parecido a esos, allá por los primeros ochentas.

Lulamy Angouleme dijo...

y si le ponen una tortilla de patatas bien cuajadita, unos taquitos de jamón y unas cervezas? a que se lo piensa.
eso pienso hacer en mi boda, porque no pienso dejar que la vanidad entre en mis "Salones la Torre de Titulcia" con los floripondios rosas de las cortinas con encaje. Eso sí, yo llego en calesa o en helicóptero como viene en el tríptico. No me quedo yo sin que se me vea bajar de blanco desde las alturas.

Isthar dijo...

Venga confiesa, te sorbornaron con el reloj-calculadora que ahora luce en tu muñeca, que lo sé yo ;)

Pow dijo...

¿Y los corresponsales? Nosotros sí podemos vendernos, ¿no? ¡Qué emborracharse gratis es demasiado tentador para un pobre borracho como yo!

(Quizá lo mejor sería no contárselo al jefe y trazar mi propia y oculta estrategia de sobornos gastronómicos... ¡Yum!)